jueves, 8 de marzo de 2007

Tristeza

Es dificil de explicar un sentimiento tan simple como la tristeza. Si preguntas a alguien que es la tristeza te puedes encontrar muchas respuestas. Quiza una persona practica dirá que se trata de una ausencia de alegría. Una persona muy ocupada dirá que es una mentira que se inventa la gente moderna. Alguien en mi facultad dirá que es un descenso en la concentración sinaptica de serotonina o algo asi. Yo que se que es la tristeza. Solo se que convivo con ella. Es mas que un estado de animo. Es como mi estado natural. Alguien que sabe mucho de muchas cosas, dice que la tristeza es un momento. Es el momento en el que todo es demasiado, el momento en el que todo es insuficiente. Hoy es unos de los dias mas tristes de mi vida. He decidido seguir hacia delante pensando solo en mi, dejando atrás algunas cosas muy importantes. He hecho daño a una persona que no lo merecia a costa de mi interés. Hoy es un día triste. Pero era el momento de decir adios.

Adios porque necesito un dolor que no me duela,
porque me vienen ganas de sentir que eres libre,
porque me siento tan pobre por no tener nada que darte,
porque pensé que fui lo que nunca debi ser.

Adios, porque olvidé en tu pelo las ganas de amor,
porque me siento tan triste por ti que por mi,
porque añorarse será una forma de vivir,
adios, lo siento, pero adios.

Solo me sale de la boca lo siento. Hoy fui triste, hoy estoy triste. (Perdon por los errores ortográficos, no me salen de los huevos las tildes)

martes, 6 de marzo de 2007

El feminismo trasnochado

Se acerca ya el gran día en que la "mujer trabajadora" será cubierta de halagos, de lástima y una enternecedora compasión. Las asociaciones feministas ya han preparado su carrusel de actos, charlas, conferencias y talleres para mujeres. Los ayuntamientos se visten de gala para mostrar al mundo su implicación con la mujer y su pobrísima situación. Los programas de televisión ya tienen sus especiales grabados y editados, todo está listo. Todo está preparado para el gran día.

Claro, todo el que haya leído el primer párrafo, estará pensando, por el tono irónico del mismo, que soy del tipo conocido como "machito trasnochado". Un culpable de sexismo. Una pena que debería estar castigada con cárcel y bla bla bla.

El día que se dejen de días de la mujer trabajadora, de charlas para mujeres, y de demás dolores de conciencia dejaremos de vivir en un país, planeta, universo sexista. ¿Por que merecen las mujeres mi lastima y mi compasión en vez de mi trato como iguales, tanto en el trabajo como en la vida? En mi trabajo la mayoría de mis compañeras son mujeres (ostias!!! he dicho compañeras para referirme a mis compañeras y mi compañero, que tío mas raro), y de hecho sus condiciones económicas son tan buenas o mejores que la mía. No debo sentir lastima, si no respeto. A mi me sobra el día de la mujer trabajadora.

Hace unos años por estas fechas asistí a uno de los mayores actos de sexismo que recuerdo en mi proximidad. Una de estas asociaciones feministas tan liberales organizaba una charla coloquio sobre feminismo. Yo, al igual que mis compañeros, que en ese momento me encontraba encargado de trabajar sobre la coeducación en el grupo Eskaut en el que soy monitor, quise asistir a ese acto. Pero horror!!! Ese acto estaba restringido por razones de sexo. Si han oído bien, era solo para mujeres, y yo allí, sin poder entrar.

Hace unos días oí en la radio que otra asociación organizaba talleres sobre feminismo, y de nuevo estos eran solo para las mujeres. No eran para las interesadas (cuyo significado puede incluir a los hombres interesados, debido a que el narrador supusiera que la mayoría de las personas interesadas fuesen mujeres), no era para las mujeres interesadas. Entonces yo, atento, deduzco que el feminismo es solo cosa de mujeres. Vaya, que equivocado estaba hasta ahora.

De las televisiones no voy a hablar, porque para la televisión necesitaría muchas letras y mucho tiempo, y no quiero gastar ni el mío ni el tuyo.

Mi siguiente mala intención va hacia los ayuntamientos. Esos que organizan grandes eventos para las mujeres el 8 de marzo. Mierda para ellos (perdón). Que persigan a las empresas que perjudican a las mujeres, por ser mujeres, y se ahorraran un montón de dinero el 8 de marzo. Así el 8 de marzo será un jueves cualquiera. Así no tendré que discriminar a mis compañeras el jueves, felicitándolas por ser trabajadoras.

Me gustaría dejar clara, cual es la intención de estas letras. No es otra que demostrar que hombres y mujeres somos iguales. Que esta sociedad asquerosamente sexista, es tanto culpa del los hombres como de las mujeres, o como diría aquel, de las personas, porque nombrar a hombres y mujeres por separado es hacer sexismo y bla bla bla. El sexismo no es lenguaje, es actos. Y el acto es que es culpa mía y de mi novia. Que es culpa de mi padre y de mi madre. Que es culpa de usted y de usteda, y es que como diría un amigo muy "sexista", aquí hay pa´todos y pa´tadas.

Un saludo y feliz 8 de marzo, un jueves cualquiera en el que hay que ir a trabajar porque hay que ganarse el pan. Si esto le ha molestado a alguien, que se joda.

viernes, 2 de marzo de 2007

Palabras extrañas en frases sueltas.

Solo son frases tan sueltas que ni siquiera se conocen, y sin embargo pensé por un momento que debieron ser presentadas en algún momento. Por si debió ser así, aquí las presento y las dejo que se conozcas, se hablen y si quieren, se besen y se digan mentiras. Por cierto, si el titulo os parece demasiado "artistico", del tipo, cuadrado naranja sobre fondo azul con visión introspectiva, la culpa es de la artista (algún día os contaré más cosas sobre ella) que me esta maleducando. Si os suena demasiado culinario, del tipo, huevos fritos en lecho de patatas,os jodeís que tengo un hambre....

Si he de llamar a mi alma,
yo grito tu nombre,
si he de sentarme en suelo,
te miro pasar.
Me quedan dos versos corriendo en la sangre,
y nada mas para replicar.
Te he vendido mis pies y mis manos,
y me quedo parado cuando me miran entrar.
Sonrisas ya solo tengo en la caja de madera
que guardas bajo tu cama,
y palabras bonitas,
las que olvido escribir cuando me pides volar.
Propongo a este mundo
un guiño a la vida,
que me deje quedarme en tu pecho a dormir.
Escribo cosillas que dicen que digo,
y me quedo agachado para evitarte mirar.
Si he de llamar a mi alma,
yo grito, Maitane.

Una bienvenida y una presentación. Y puntos suspensivos...

Llevo tanto tiempo leyendo palabras que no recuerdo cual fue la primera. Llevo también una cantidad inmensa de segundos escribiéndolas, y sin embargo, si que recuerdo cual fue aquella primera experiencia con el papel en blanco, con las manos temblorosas, con los dientes acariciando el labio, con las incontrolables ganas de reprimir aquello que no puedo escribir. No me refiero a escribir mi mamá me mima, ni a escribir, con toda la concentración de la que puede hacer gala un niño, mi nombre. Me refiero a aquella otra primera vez. Fui desvirgado en muchos sentidos aquella tarde. Hay gente que recuerda su primer novio, su primer empleo, su primer amor, la primera vez que tocó a una mujer, la primera pedrada a Juanito en la cabeza... Yo recuerdo mi primer beso como mi primer verso, y por supuesto como mis primeros puntos suspensivos.

Era tan temprano como debía de ser y tan tarde como la situación requería. Era el momento justo. Quizá era mi momento. Recuerdo el encargo. Le pidieron expresar sus sentimientos a alguien que no sabia expresar nada. No sabía tiritar ni sudar, no le sonaban las tripas, la tristeza era solo suya y la alegría una sonrisa enmascarada. Nos pidieron expresarnos a todos. Y entonces apareció ella. Nada recomendable, por supuesto. Me cogió de la mano y me apartó del grupo. Un río, unas rocas, pájaros, árboles... Una pregunta. ¿Qué ves? Un río, unas rocas, pájaros, árboles... ¿Qué oyes? Un río, unas rocas, pájaros, árboles... ¿Que sientes? No hubo respuesta. ¿Qué sientes? De nuevo una ausencia completa de respuesta. Un beso en una mejilla. Así se expresan los amigos, dijo. Un beso de verdad, así se expresa lo que siento. Después solo recuerdo el papel y el lápiz, solo recuerdo mis manos diciendo lo que mi boca no sabia decir. Solo recuerdo el tiempo. Y después, puntos suspensivos...

Ahora solo recuerdo su nombre...