martes, 11 de septiembre de 2007

De acuerdo, hoy es 11 de septiembre...

De acuerdo, hoy en 11 de septiembre y es inevitable para este planeta lo que ocurrió hace nosecuantos años. Fue un día trágico para el mundo, no solo para Estados Unidos, ese día murió mucha gente, pero no solo en ese gran país, también murió mucha gente en Afganistán o en Irak. Ese día se condeno con una pena de muerte a mucha gente. En todos los "bandos" de esta mierda de guerra en la que vivimos aunque no queramos verlo. Cada día vivimos la guerra de pensar en que el tipo del turbante del metro puede llevar una bomba (curioso que nadie piense que puede ser un gran médico que salva vidas), cada día vivimos la guerra del temor y de otras muchas cosas. Pero a lo que iba, de acuerdo hoy es 11 de septiembre, y es inevitable pensar en lo que ocurrió hace nosecuantos años. Pero yo no puedo pensar, de nuevo, más que en la sonrisa que no es mía, los pasos que aunque parece que se acercan a mí, en realidad se alejan, en intentar hacerla un poco más feliz aunque ella ni siquiera se dé cuenta.

Hoy quería mostrarles una canción de Ismael Serrano, y no, no es esa tan utilizada para hablar de este tema, porque precisamente de eso quiero hablar, de que no se demasiado bien porque ya no me importa tanto el mundo y sí que me mire. Así que enlazando, pues les dejo una canción cuyo título tiene algo que ver con el tema y sin embargo habla de la situación idílica que me gustaría poder alcanzar (prometo subir la canción un día de estos) .

Con una pena de muerte.

Con una pena de muerte
maldigo injustamente a los que antes compartieron
contigo los delirios de la carne.
Y se hace tarde,
y hay quien nos dice que debiéramos mirar
más el reloj.
El amor entre tú y yo
es a veces
como el silencio, y al nombrarlo se rompe.
Noche tras noche
me hago adicto a tus ritmos,
tus sonidos, tus sabores.
Cargados de buenas intenciones
nos empapamos de urbanidad,
vendimiando en las aceras
alguna que otra hermosa amistad.
Y yo vigilo tu sonrisa mientras tomas un té
en un café del centro.
Mar adentro mientras, las sirenas cantan.
Hay quien se tapa los oídos,
quien se ata al mástil de proa.
Tú y yo dejamos
que nos seduzcan con su canto.
Nos estrellamos
contra las rocas.

Planeando una huida
por las calles de Madrid
tú me preguntas, mirada dulce,
si me moriría sin ti.
Yo aterrado me escondo en un vaso
cargado de alcohol y te respondo:
"maldita sea, no lo compruebes por favor".
Y te dices fuerte e independiente,
y a veces me pareces débil en mis manos
como un copo de nieve que se deshace,
negándose a confesarse enamorada de mí.
Y sé que no podría estar sin ti,
sé que no podría estar sin ti.
Te dices fuerte e independiente,
y a veces me pareces débil en mis manos
como un ligero copo de nieve que se deshace,
negándose a confesarse enamorada de mí.
Y sé que no podría estar sin ti,
sé que no podría estar sin ti.

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