lunes, 17 de septiembre de 2007

Me cago en el mercado empresarial...

Hace algunos meses abrí mi propia empresa. Eneko tío normal S. L. Así iba tranquilamente por el mundo, pocos clientes, gente de confianza, vamos, gente maja. Podemos llamarlos amigos. Todo iba bien, muy bien, pero creí que era el momento de ampliar el capital. Necesitaba un cliente preferente. Un gran negocio. Allí me lancé. Llevaba algún tiempo, dándole vueltas, no sabía como abordar el problema, pero si que sabia quien quería que fuera mi cliente. Veía cada mañana aquel edificio. Chica guapa y simpática S.L. Quería que esa empresa fuera feliz. Ese es mi trabajo, a eso se dedica me empresa, a hacer felices a otras. Por supuesto se obtienen beneficios, pero aún así, el mío es un trabajo duro. Además mi empresa tiene un servicio básico gratuito que cualquiera puede probar. Es un poco de felicidad, "esto es tan solo el 5% de lo feliz que puede ser" dice el anuncio que una empresa de publicidad (a un precio mas que razonable) me diseñó. Así que me acerqué a ese edificio y les ofrecí mi servicio básico... Sin duda al ser gratis hay que probar. Y bueno la verdad es que el servicio gratuito parece que gustó, porque lo utilizaba a menudo, sin duda, parecía que conseguiría el negocio. Hacer feliz es fácil, pensaba.

Llegó el día de abordar el problema del contrato. El contrato suele tener un periodo de vencimiento indeterminado, y es rescindible en cualquier situación por cualquiera de las dos partes. Así que parece un buen negocio. Yo hago lo que me gusta, y el cliente es feliz. Pero bueno, el precio es a veces elevado para algunas empresas. El precio es la formación de una nueva empresa, cuyo nombre y estatutos se decide en la firma del contrato. Así pues, llegó ese día, me harté de valor, pues, para mi es difícil, al no tener relaciones públicas, este tipos de cosas. Así que fui con toda mi buena voluntad y el contrato en la mano, pero cual es mi sorpresa cuando sobre la mesa de la directora general de Chica guapa y simpática S.A. encuentro aquellos trípticos tan bien diseñados de las dos grandes empresas de mi sector. Dos empresas que llevan años engañando y extorsionando un montón de pequeñas empresas. Sus nombres, no necesitan publicidad. Príncipes azules S.A. es esa empresa que nunca está cuando la necesitas. Vamos que es como si no existiera, sin embargo, no se por qué, su renombre en este mundillo hace de ellos uno de los grandes proveedores de felicidad. El otro tríptico era el de la empresa de mayor éxito los últimos años, Malos y guapos asociados. Esta empresa basaba su reputación en su gran apariencia y en que promete hacer lo que sea y donde sea por conseguir algo. Pero en realidad un montón de sus clientes han acabado muy mal. Suele mentir y finalmente acaba con todo el capital de la empresa cliente.

Pero ya era tarde para mí. Chica guapa y simpática se quedaba con mi servicio gratuito, para siempre según su representante. Aún se no habían decidido, pero seguramente contratara los servicios de Malos y guapos asociados. Así a la espera de encontrar nuevo cliente sigo con los de siempre, los de mi servicio gratuito, al fin y al cabo de vez en cuando, me invitan a cenas de negocios.

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