Un cuento de princesas...

Princesa, quiero verte feliz, radiante como se que realmente eres. Quiero verte del color de los sueños. Quiero que vuelvas a coger los regalos del mundo y a desenvolverlos con ansiedad por descubrir lo que hay dentro, sin esperar más que la sorpresa. Quiero volver a verte...

Cuando era más joven, conocí a una niña que quería ser princesa. Siempre soñaba con dar lo mejor para su causa, la de ser princesa. Pregunta siempre que debía hacer para ser la mejor princesa del mundo. Los adultos le contestaban cosas absurdas para que se callara y después se reían de su ocurrencia. Pero lo que no sabían es que ella de verdad quería ser princesa. Algunos le decían que para serlo tenía que ser la más guapa, así que se esforzó mucho para ser la más guapa. Otros le decían que las princesas eran buenas así que ella ayudaba a todo el mundo, porque las princesas eran buenas. Otros le decían que las princesas eran muy valientes así que ella se enfrentó a sus dragones y a todos los caballeros negros que encontró. Otros por último le dijeron que las princesas tenían que tener un príncipe, así que ella esperó siempre a su príncipe azul. Y así pasaron muchos muchos años, y aquella niña se convirtió en una mujer que quería ser princesa. Una princesa hermosísima y muy bondadosa. Una princesa valiente con su príncipe azul y sin embargo aquella niña que quería ser princesa nunca escuchó lo que realmente debió oír. Las princesas son felices, no se esfuerzan en ser princesas. Las princesas de los cuentos son hermosas y bondadosas. Las princesas de los cuentos son valientes y tienen a su lado al príncipe azul. Las princesas de mi mundo, las que yo quiero a mi lado, en mi vida, simplemente son felices siendo princesas.