jueves, 2 de octubre de 2008

Entre las trincheras...

En realidad hoy es uno de esos días en los que quiero decir algo y no sé que ostias decir. Diré lo primero, que necesito urgentemente una trinchera, un lugar en el que resguardarse del frío, del miedo, o simplemente de la pereza de las mañanas. Porque sinceramente, ya se quien compartirá mi trinchera.

Nadie más puede tocarme las manos,
nadie más sabe donde escondo mis tesoros,
en ningún lugar se asocian mis recuerdos,
y es que el tiempo de vagar
ha terminado.

Se me encajan en el pecho los trocitos
verdes, marrones y negros,
y me estorban todas las miradas,
y no hay balas que me alcancen
si me escondo en tu trinchera.

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