viernes, 26 de diciembre de 2008

El eterno actor secundario...

Dudé tanto de mi que llegué a dudar de ti,
tuve tanto miedo de mis miedo que llegué a temer los tuyos,
huí tan lejos de mis problemas que me alcanzaron los que te perseguían.

Y es que yo, que soy,
un eterno secundario,
creí por un instante que sería posible,
confié en mis manos y mi espalda,
y finalmente perdí.
Te perdí.

Oculté tan adentro mis defectos que encontré los que tú ocultabas,
grité tan alto mis cuatro cosas buenas que no escuché las que mostrabas,
lloré con tantas lágrimas tu pérdida que olvidé que yo estaba perdido.

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