domingo, 28 de diciembre de 2008

Los poetas no deberían morir nunca...

"Me habló de una guerra que había durado diez años contra una ciudad de Asia llamada Ilión y luego la historia de una reyezuelo de las islas occidentales que se hacía llamar Nadie, que había viajado por todos los mares, había derrotado a monstruos, gigantes, magas y había descencido incluso al mundo de los muertos. Al final había vuelto a su isla y había encontrado la casa llena de pretendientes que devoraban sus riquezas y acosaban a su mujer. Les había dado muerte a todos excepto a uno: el poeta.

Había hecho bien en perdonarle la vida: los poetas no deberían morir nunca, porque nos regalan lo que de lo contrario no podríamos tener nunca. Ellos ven mucho más allá de nuestro horizonte, como si vivieran en una cima de una montaña altísima, oyen sonidos y voces que nosotros no oímos, viven muchas vidas al mismo tiempo, y sufren y gozan como si estas vidas fueran reales y concretas. Viven el amor, el dolor, la esperanza con una intensidad desconocida incluso para los dioses. He estado siempre convencidad de que son una estirpe en si misma: están los dioses y están los humanos. Y están los poetas. Estos nacen cuando reina la paz entre Cielo y Tierra o cuando estalla el rayo en plena noche y hiere la cuna de un niño sin matarlo, rozándolo tan solo con una caricia de fuego."

El ejército perdido.

Valerio Massimo Manfredi

1 comentario:

Karloz dijo...

Muy acertado, un poeta nunca deberia morir, un poeta es poeta porque sabe sentir el amor, el dolor y tiene la elocuencia sublime para expresarlo.