jueves, 7 de febrero de 2008

Lo que he intentado decir...

Pues vaya. Llevo semanas con la cosa en el cuerpo de ponerme a escribir un pequeña conversación sobre la razón por la cual, a veces, sin conocer a una persona lo suficiente para amarla u odiarla, vas y descubres que cada vez que te mira te da una patada en el pecho. Pues bien, llevaba semanas en ello cuando de repente me encuentro con que el cabronazo (sin cariño ninguno, que soy un envidioso) de Frozen va y escribe esto. Pues eso:

Más

- ¿Por qué te empeñas? No sé que vés o que imaginas, no entiendo la imagen que imagen te has creado. ¿Por qué te gusto? o mejor dicho, ¿por qué te empeñas en pensar que te gusto?

- No sé nada de tí, no conozco tus cualidades ni tus virtudes, no sé si prefieres el color rojo o el azul, no sé si eres superticiosa, o si te gusta el chocolate. Y me da igual. En este tiempo que ha pasado, y que hemos compartido, he sentido tu eternidad, la que tendrás en mí, discurran por los avataras que discurran nuestras vidas, para mí esta noche mirándote a los ojos, compartiendo reflexiones sobre el universo y temas abstractos, y a la vez hablando de experiencias concretas y sencillas. Este tiempo que nos hemos conocido sin conocernos... para mí ya queda, ineludiblemente en una posición prioritaria en mi recuerdo, pase lo que pase luego, y eso, es más que sentirse atraido por alguien.

1 comentario:

Frozen dijo...

Es un honor ver mis palabras en tu blog. Pero para envidioso yo, maestro.