El mundo en que no existo
Me rindo cada noche
y cada mañana me juro
que la derrota no es una opción.
Me engalano de auto engaños
y me miro en el espejo empañado del recuerdo,
me acompaño con placeres
y a volar
y a caer desde el crepúsculo
en el dolor que me espera
cuando me atraviese el pecho
la cruenta espada de la realidad.
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