Para mis golfos y golfas...

Ya lo he dicho otras veces. Hay lugares a los que regresar. Y si yo pudiera regresar, algún día, sin duda mi lugar tendría mesas de madera, un pequeño txoko donde solo se bebe de una jarra, y les tendría a ellos y ellas, porque de nada me sirve el lugar, sin tenerles...

Porque ahora es el momento de cambiar el mundo, como siempre hacemos, porque ustedes ya han cambiado el mío.

No me sirven de nada tiempo remotos, promesas ajenas,
no es mi éxito mis placeres, ni mi calma mi exilio,
son los perros flacos y las viejas glorias,
los que gritan, fuerte y cursi, amistad.

En los tiempos de venganza, no se esconden en complejos,
ni me entregan felicidades fútiles y dolores de barriga,
no me esperan en silencio en esquinas oscuras y frías,
solo son lo que son, estrellas del rock, poetas de callejones,
directores de cine en el festival del humor.

Hay curas convertidos en proscritos, atracadores de bancos,
hay momentos y lugares, hay una mesa reservada en el Ibarra,
que hoy, hoy se juega la Champions, y hoy, jugamos en casa...
Hay bomberos, hay toreros, hay amores y luceros,
¡Qué cojones, hay cerveza! kalimostros y roncito bueno,
hay partido, rojiblanco...
...y cortezas.

No tengo ni idea de para qué sirven las difíciles excusas,
con lo simples que son las simplezas,
no sirven de mucho las barbaries,
si os tengo a vosotros por trinchera...


Para que luego os quejéis… Además, cancioncita de regalo, cambiemos el mundo...