viernes, 13 de junio de 2008

Inconsciencia

Si el que es gilipollas, es gilipollas... o eso dicen.

Me arden las manos,
los pies se me escapan del camino
y tiemblo.
Se me nublan las paradójicas miradas,
los abrazos fuertes,
los impulsos.
No domino mis ansias,
no controlo mis mentiras,
y ya no se si dudar.
Me encadeno a la paciencia
y la sentencia se me antoja absurda,
y suspiro.
Se encubren las esperas
entre ellas y me dicen
susurrando
que no sueñe.

1 comentario:

Rocío dijo...

Putos sueños, ¿verdad?
Y maldita espera.
La espera es el peor sentimiento del mundo, porque la espera, aunque no nos lo hayan enseñado, a veces es un sentimiento. O más que eso: una forma de vida. Es difícil escapar de ella, a veces.