sábado, 18 de agosto de 2007

Es una sensación...

Armada de hambre, de oscuridad,
batida en pasado,
golpea sin historias mi cabeza,
mi pecho,
mi alma,
vomita mi estomago su sabor.

Colgada de senos de amparo,
de dolorosa pasión,
imbuida en misterios, en clamorosos vapores,
me inunda.

Acongoja la mirada su sombra, su simpleza,
su incompleta forma de mirar,
su interrogante perpetuo,
el extraordinario peso de su afán.

Las rimas del rechinar de sus dientes,
el callejón de los labios sin mimar
los saludos de los perros que se comen mi esperanza,
la infinita paciencia para asesinar.

La suplencia de todas las virtudes,
el frío que se posa en su esqueleto,
el nombre de las flores marchitada,
de esa sensación... parecida a la resaca.

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