domingo, 13 de abril de 2008

Volver a fumar...

Siempre es un gran momento para dejar de fumar, siempre es interesante decir, me resisto a mis vicios y los controlo. Pero la verdad es que hoy, en general todo el fin de semana, es un gran momento para volver a fumar. Si lo pienso, hay algo que ahora mismo me apetece mucho. Me apetece coger un poco de tabaco, y liarlo con cierto cariño. Me apetece echarme un cigarro tranquilo. Me apetece un verso en la ventana. Me apetece entregarme a un vicio, y fumar es tan malo como cualquier otro vicio. La verdad es que me gustaría tener una guitarra donde apoyar el cigarro, alguien a quien pedir fuego, o simplemente tener algo que hacer antes de ese cigarro. La verdad es que fumar es solo la excusa. Si me preguntan, no fumo, pero les confieso que lo que me apetece ahora, es un cigarro.

Como el tabaco es solo una excusa, para lo que sea. Para ser mayor, para huir de la soledad, para sentarse en el camino un instante, para olvidar que te echo de menos... como decía el tabaco es solo una excusa para algo. Hoy para mí, es para poneros un video de segundo disco de Pablo Moro, Smoking Point. El tema en cuestión, “gastadas palabras de amor”, es una típica canción de un tipo cualquiera que se cree especial, vamos, que si pasado de todo, que si poeta, que si ostias. El caso es que me gusta saber que mi postura de odiar a la ciudad y soñar con sobrevivir en ella aparece en un video de un cantante que no me desagrada en absoluto. Pues es, ahí les dejo a Pablo paseando por la ciudad, con las manos en los bolsillos y viendo que la vida sigue lamentablemente a su alrededor, y es que por muy solo que te sientas, la puta ciudad no se para a tu antojo, mierda de ciudad... y yo sin tabaco.



Edito este asunto para colocar otro temita del joven, que así de repente me ha gustado, no se que ostias pienso de la vida, pero aunque no llegue a nada...



Les dejo la letra:

Te ví en el corazón de aquel disco que giraba
empañando los cristales con acordes de Tom Waits.
En el humo de la noche tu cuerpo se desnudaba
y rodaban por el suelo las fronteras de tu piel.

Planeaste un viaje “al moro” mirando por la ventana
cómo las gotas de lluvia desgarraban la ciudad,
y volviste sonriendo a meterte en la cama
y la luna de madrugada se durmió en tu paladar.

Entre versos de Allen Ginsberg ensuciando nuestra almohada
renunciamos a ser tristes prometiéndonos mañana.
Y la eternidad duró
lo que dura un fin de semana.

Llenamos nuestras bocas con millones de deseos
y drogamos nuestros cuerpos con poemas de William Blake.
Aquel era el principio del camino del exceso
y aprendimos la respuesta al enigma del querer.

“Lléname de tus historias, que se detengan las horas.
Regálame la llave de tu imaginación.
Ojalá la vida fueran sólo estas pequeñas cosas.
Ojalá el mundo existiera sólo en esta habitación”.

“El viaje más infinito que te puedo prometer
llega sólo hasta el domingo más triste de cada mes”.
Algo se rompió en silencio.
Empezaba a amanecer.
Te vestías muy tranquila y yo cogí la guitarra.
“Quizá sea ésta la última canción que cantaré”.
De tu viaje al fin del mundo yo no quise saber nada.
De mis noches sin futuro te negaste a conocer.

Y en el autobús de vuelta mirabas por la ventana
memorizando el paisaje que no volverías a ver.
En la puerta de tu casa no hizo falta decir nada.
“No me mientas, no me digas nunca te olvidaré”.

Y entre calles solitarias recuerdo aquel par de días
maldiciendo cada lunes con toda su realidad.
Qué puta es la vida a veces,
y otras qué de verdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta vídeo ya le hbaía visto, pero no le relacionaba con él. Está bien, tiene la voz chula.

Ya tengo todo en mi poder jeje, pero piénsalo dos veces, anda..